Candido, liverando el espesor de sus expreciones y actuando devilmente
ensimismando cada mañana las partituras de un recuerdo pasajero
de esos que quedan sin siquiera preguntarle a los humores.
Aquellos, los que entran, alineados en un espacio que sirve de preludio a la interaccion,
resplancecientes en su sitio totalmente ajeno, deliverado. Su exprecion sujiere
algo calculado mezclado con un espasmo casual.
Causal, pidiendo a gritos una sobervia que lo exonere,
que justifique hasta la ultima gota de sudor que cae por sus sienes
o los alaridos ahogados que exudan por sus entrañas.
Extrañado, de si mismo y de nadie, soltando su mano
apretando la vida que escapa de sus dedos, apretando su aliento
mintiendo a su realidad para verse reflejado en un espejo
Intencional, colapsando en todo lo espontaneo, lento,
diluido tal vez por el espesor de la copa de vino que le acompaña
mirando por la ventana con una satisfaccion auto impuesta.
Miselaneo, como obra de algun bohemio que lo llamara a terreno,
como la sintesis de los actos que no conectan,
asumiendo que su voz puede transformarse de pronto en resolucion.
Aislado de sus quiza, compañero de los quien sabe.
Practicamente se podia sentir el tronar de la manivela mientras rodaba su mente.
Descubierto y en pie delante de lo que fuere su entorno, fragil.
De pronto una llama salio a volar fuera de su boca, un alud entro en su rostro,
gelido como los besos de su memoria echose a volar sobre las iluciones,
meditando los bals que su rostro no veria,
sintiendo los pasos que no llegaran a vailar sus trajes,
viendo como un espectro se personificaba bajo su piel,
mudando de olores, mutando las especias que le aderesaban.
Cogio la copa con aire de caballero, abrio la puerta y salio a dar los primeros pasos
de esto que desidio llamar otra vida.
No alcanso a llegar a una esquina para darse cuenta que se seguia,
aun al colgar el traje sus pasos traian atado a su rostro el peso de los acontesimientos.
Apartadamente jugo con una escarcha sobre la hierba,
sus carcajadas incluso conjelaron el pavimento,
aun con todo lo que su rostro queria ocultar,
aun con todo eso.
Encendio un cigarrillo, echo a correr distraido por los parques,
le apuntaban como loco,
los miraba como fantasmas que desfilaban en medio de las calles,
tan esquematicos, tan volatiles,
se sintio mas eterno que el paso de los segundos,
volaba descalso sin rumbo, en medio de esos foraneos,
corria. ¡Corre! ¡Huye! ¡Alejate! ¡Descuida!
¡GRIIIIIIIIIIIITAAAAAAAAAAAA!
Huia sin descanso, sin dejar de perseguirse.
Una nuve sin rostro paso debastada por los vientos,
podria verse como en un intento de madre
genero un colapso para acariciarle las mejillas.
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